SANTUARIO DE MONTESCLAROS
El Santuario de Montesclaros, situado apenas a 30 minutos de nuestro camping, es uno de esos sitios que no debemos dejar de ver en nuestra visita al entorno de nuestro camping. Con mucha historía en sus piedras, el Monasterio como su entorno merecen una parada en sus alrededores e introducirnos en su interior.
El Santuario se encuentra en un entorno espectacular rodeado de bosques de roble, hayas, avellanos a unos 950 metros de altitud entre montañas y en solitario. Su visión desde lo alto de la carretera antes de llegar da pistas sobre el lugar a donde vamos. Se puede llegar incluso en el propio tren de la Robla a la estación que esta a 10 minutos andando.
El entorno rebosa tranquilidad, el contacto con la naturaleza resulta gratificante, vemos la hospedería y albergue en lo alto de la montaña, la iglesia y la cueva original se encuentran abajo. Al momento vemos que al igual que en otras zonas del sur de Cantabria nos encontramos entre montañas, cerca del Ebro, en zona fronteriza entre Castilla y el Cantabrico, mucho flujo y corrientes culturales diversas.
Hasta el momento vemos el exterior pero de repente entramos en la iglesia y al fondo nos introducimos en la cueva original que nos recuerda a todo el rupestre del entorno, es simbólico pero dejamos la superficie y nos metemos dentro. Empezamos a ver un altar celta bimilenario donde se realizaron sacrificios de animales y quizá humanos, luego se añadió el ara para su conversión al cristianismo, vemos símbolos pintados en las paredes, capilla prerrománica, sarcófagos, tumbas, arcos, el entorno es impresionante. El monje Dominico nos va interpretando esta maravilla, la temperatura es fresca pero la atención es completa.
Salimos de la cueva pero a rastras, el impacto es fuerte y el sitio especial. La iglesia de ahora ya construída en el XVII junto al santuario y la hospedería ya cuando los Dominicos vinieron a regentarlo por orden del rey Carlos II, estos Dominicos se encontraban en el convento de Caldas de Besaya. Dos veces fueron expulsados posteriormente, cuando la invasión francesa y cuando la desamortización en el siglo XIX. Más tarde el pueblo compró en subasta el santuario y les pidió que volviesen, incluso hoy en día siguen pagando la peseta simbólica( hoy céntimo de euro) en Reinosa el día de la Immaculada en ceremonia oficial.
La hospedería ha seguido creciendo, vemos como se dinamitó la montaña para la construcción, observamos como ha ido creciendo todo desde la cueva original, el tránsito de história y épocas van fluyendo por nuestra cabeza mientras ya en el exterior seguimos recorriendo el santuario. Han pasado dos horas y la lección de história junto al Monje Dominico ha sido brutal.
Visita obligada para cualquier visitante a nuestro camping e incluso quien quiera puede tomarse un café o refresco en un bar muy agradable que hay. Alrededor hay númerosos senderos por donde caminar o montar en bicicleta pero eso ya lo contaré otro día.
Proteger este patrimonio es una labor de todos, conocerlo es la base para sensibilizarnos con su protección y conservación. El progreso nos ha dado muchas cosas pero hay cosas en las que quizá hemos perdido el rumbo, lugares como este nos pueden ayudar a serenar el espiritu, a profundizar como en la cueva y no quedarnos en la superficie
Deja un comentario
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.